Corazón Granate

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viernes, 22 de febrero de 2013

El clásico del futuro



El partido que va a disputarse mañana en La Fortaleza entre Lanús y Vélez, por varios motivos, debería significar una verdadera final para los hinchas granates. Por un lado, porque el equipo de Guillermo arrancó su actuación el Torneo Final como nunca en los últimos  años, con dos goleadas aplastantes sobre Colón y Newell’s, con 7 goles a favor y ninguno en contra, dejando una imagen de solidez que debe haber preocupado a más de un dirigente, técnico, jugador o hincha conciente, perteneciente a cualquiera de los clubes que compiten en la primera división del fútbol argentino. Ninguno de ellos va a pasar por alto el enfrentamiento ante el último campeón. ¿Quién sino Vélez puede ser la medida definitiva del poderío granate?
Por otro lado, y desde el punto de vista institucional, Vélez y Lanús son los hermanos descarriados de la banda de facinerosos de la esquina, los que se dedicaron al estudio y al laburo mientras el resto de los muchachos se hundía en la miseria y el desamparo de aquellos que no tienen para comer, y que cada tanto se emborrachan para olvidar su desgracia. A Lanús y Vélez les va bien de verdad, por eso pese a haber surgido en barrios proletarios y con estrechez de recursos, hoy son los galanes de la fiesta. Admirados, envidiados, desde la capacidad organizativa y el orden económico han progresado en lo deportivo, lideran todas las tablas, participan de casi todas las Copas, postergando a los cinco que nacieron grandes y ricos. 
Desde los 90 en adelante, primero Vélez, entonces también Estudiantes, un paso atrás Lanús, protagonizaron gran parte de las luchas por los títulos Clausura y Apertura, y en ese aspecto, Vélez le sacó algo más que ventaja a Lanús, ya que en las cuatro oportunidades que dirimieron título, resultó airoso y campeón, y Lanús fue su principal derrotado. No hablar de paternidad a esta altura sería faltar a la verdad. Para colmo, siempre el Fortín de Liniers para Lanús fue casi inexpugnable, y entre 1959 y 2006, cuando lo eliminó de la Sudamericana venciéndolo por 1 a 0, Lanús no pudo resultar victorioso en condición de visitante, y solo volvería a derrotarlo dos veces hasta hoy, en 2008 por 2 a 0 y en el reciente Torneo Inicial y por el mismo marcador, con el mellizo Barros Schelloto en el banco.
En el año 1996, el equipo de Héctor Cuper que a fin de ese año levantaría la Copa Conmebol fue un gran animador del Torneo Clausura, junto a Vélez, Gimnasia y Estudiantes. El Grana estuvo en punta e invicto hasta caer ante Boca por la 5ª fecha -Caniggia y Maradona jugaron para Boca aquella tarde en Liniers a estadio lleno- y luego se volvió a prender cosechando cuatro victorias y un empate. Por la 11ª fecha Vélez lo goleó en Liniers por 5 a 1, y no obstante aquella dura derrota, Lanús se recuperó aplastando a Banfield 4 a 0 en un partido inolvidable, con grandes actuaciones de Huguito Morales y el Caño Ibagaza, y se mantuvo en pelea hasta la fecha17º, en la que por segunda vez en su historia -la otra habia sido la de los Globetrotters ante River en casa en el 56- Lanús tuvo que ganar para ser campeón de Primera, en este caso ante Español en San Lorenzo, y sin embargo cayó derrotado con una actuación para el olvido. Aquel Vélez de Osvaldo Piazza se coronó Campeón, seguido por Gimnasia a un punto, Lanús terminó tercero a seis del líder
El destino volvió a oponer a Lanús y Vélez en la lucha por Clausura del 98, y el equipo en el que brillaban Pininito Mas, Julián Kmet y el Facha Bartelt que arrancó venciendo a River en el Monumental por 4 a 0, resultado para la historia, se tuvo que conformar con el título de subcampeón, el segundo de su historia en primera, detrás del Vélez de Bielsa. Pasaron once años para que otra vez en un Clausura, el de 2009, Vélez volviera a despachar a Lanús en la lucha por el título, con un empate afortunado que quedó en las retinas granates como el del penal de Faccioli, el equipo de Zubeldía, con el Pepe Sand, Salvio, Valeri y Blanquito estuvo a minutos de quedar en posición muy favorable, con una fecha por jugar en la que se tenían que enfrentar los dos principales adversarios al título, Vélez y Huracán, un choque que quedará en el recuerdo como el del derrumbe de Brazenas.
Y otra vez en invierno y en otro Clausura, el de 2011 y ya con Schurrer en el banco, con una arremetida impresionante de 11 partidos invicto, por cuarta vez en su historia, Lanús perdió el partido que tenía que ganar para ser Campeón, ante el humilde Argentinos en La Fortaleza, dejándole servido el título al Vélez de Gareca. El equipo que tuvo como figuras a Regueiro, Romero y el mejor Valeri se tuvo que conformar con el tercer subcampeonato de su historia. Por todo esto, y porque de repetir sus actuaciones recientes ante este Vélez dubitativo, que juega mal y pierde en el torneo y en la Copa, pero que llega entonado por su  victoria ante el precario Deportes Iquique de Chile, Lanús espera a los de Gareca en La Fortaleza para revalidar su diploma de  principal candidato a quedarse por fin con el torneo que se le viene negando, siempre en invierno, el partido que prematuramente puede señalar el destino granate en el sucedáneo del Clausura, que ahora se llama Torneo Final, nombre que también puede anunciar el destino de la supremacía de los últimos veinte años del molesto Vélez sobre el Granate, poniéndole condimentos a un choque que se insinúa como el clásico del futuro. 

por Marcelo Calvente

lunes, 18 de febrero de 2013

Lanús asoma



Al cabo de la notable victoria granate en Rosario, superando por 3 a 0 a Newell’s ante un estadio colmado por 40.000 hinchas locales que llegaron motivados por el presente futbolístico de su equipo y que se retiraron sorprendidos por la amplitud con que Lanús lo superó, cuesta mucho no caer en la exageración y extralimitarse con el uso de adjetivos a la hora de calificar la actuación del equipo de Guillermo Barros Schelloto, que se suma a lo exhibido en el debut en la Fortaleza ante Colón, también victoria holgada por 4 a 0. Limitémonos por ahora a señalar los datos estadísticos: Disputado el 10% del Torneo Final, Lanús jugó dos y ganó ambos, convirtiendo siete goles sin recibir conquista alguna, ante dos equipos de los pocos que tienen atributos como para pensar en la cima de tabla, cuando la mayoría, incluso los más grandes, vive mirando de reojo la zona de los que luchan contra el promedio del descenso, si es que directamente no están metidos en ella hasta el cuello. A los dos rojinegros, Lanús los pasó por encima en base a solidez defensiva, recuperación en la zona de medios, entrega ingeniosa y precisa del balón y variantes de ataque, atributos netamente de juego, sumado a ese algo más que solo tienen aquellos equipos cuyos integrantes confían plenamente en su entrenador y se apoyan en lo colectivo para potenciar el aporte individual de cada uno.
En los últimos años, definitivamente instalado en el lote de los que siempre apuntan hacia  arriba, Lanús tuvo muchos más buenos inicios que arranques frustrantes. Uno de los peores fue justamente el semestre pasado, con este mismo plantel y cuerpo técnico, y ante los dos mismos rivales que acaba de aplastar, el Grana sufrió sendas derrotas ajustadas pero merecidas. De cara al Torneo Final, realizó dos importantes incorporaciones en ataque, minimizando la partida de Matías Fritzler -para la mayoría de sus hinchas un jugador irreemplazable- y mucho menos por el hasta entonces irregular Pulpito González, suplente eterno tanto de Pelletieri como del Polaco. Primera sorpresa: El Pulpito, de pronto transformado en un doble del mejor Checho Batista, fue una de las principales figuras de estas dos victorias. Lo mismo ocurrió con Silvio Romero, de quien últimamente se había hecho costumbre decir despectivamente que jugaba con un balde en la cabeza. Algo parecido pasó con Maxi Velázquez, a quien además no le perdonaron su paso por Independiente ni sus declaraciones al respecto, lo daban por terminado y sin embargo resultó un valor fundamental tanto en defensa como en ataque, con un pase gol descomunal en cada partido, ambos cruzando la cancha para dejar a Romerito cara a cara con el arquero para convertir dos goles claves para el trámite de estas dos victorias iniciales. 
Si seguimos hilando fino, el propio Marchesín, que hasta no hace mucho tiempo, y cuando aún estaba en formación, era discutido por fervorosos admiradores de Caranta, un arquero que claramente ya no estaba en su mejor momento,  y también podemos incluir en la secuencia a Guido Pizarro, a quien se le reclamaba más entrega, mayor actitud y mejor definición, por lo que muchos simpatizantes granates pedían banco para él. Al igual que  Marchesín, con mucho menos trabajo pero muy certero cuando le tocó actuar, fueron muy importantes en este arranque, lo mismo que Mario Regueiro, que parece haber superado el bajón que por diferentes circunstancias sufrió en el final del Inicial, lo que debilitó todo el sistema ofensivo, recuperó su mejor nivel y volvió a ser desequilibrante en ambos partidos. En el mismo sentido podemos decir que tanto Araujo como Vizcarrondo, Goltz y Pereyra parecen transitar el mejor momento de sus respectivas carreras, y que Víctor Ayala, una verdadera revelación en su llegada, hoy se ha consolidado como un factor fundamental para el armado del equipo, con un aporte es muy destacado tanto en la recuperación como en la zona de definición. Y si queremos ser optimistas podemos agregar que las incorporaciones todavía no han tenido tiempo de demostrar su calidad, ya que Chávez prácticamente no jugó y el aporte de Blanco no fue descollante, y que los pibes del club tienen por delante un equipo que se lee de memoria, y por eso tienen que seguir esperando su chance.
Sin querer uno adentrarse en terreno de fantasías, sin dejarse llevar por la intuición de lo que puede llegar a suceder con el correr de los partidos, podemos decir que hasta hoy lo que el resto exhibió fue muy poco, incluyendo a River, que también ganó los dos que jugó, fueron triunfos muy ajustados y por la mínima ventaja, ante equipos que no están para grandes cosas, como Belgrano y Estudiantes. Lo de Boca, Racing, San Lorenzo, Independiente y todos los demás fue muy pobre e irregular. Incluso Vélez, el último campeón -que le ganó ajustadamente a Argentinos y perdió en su cancha con el equipo de Gallego- el equipo de Gareca no está en su mejor momento y el Granate lo recibirá el próximo sábado en La Fortaleza, en un choque entre las dos instituciones más solventes y ordenadas, una especie de nuevo clásico que puede entregar conclusiones más precisas sobre lo que puede esperarse de este sorprendente Lanús de Guillermo Barros Schelloto, al que tímidamente muchos empiezan a señalar como el mejor equipo del fútbol argentino.

por Marcelo Calvente

miércoles, 13 de febrero de 2013

Un torneo con más urgencias que ambiciones

La que viene será la semana previa al inicio del Torneo Final, y la mayoría de los equipos ya tiene prácticamente definidos sus respectivos planteles. Pocas han sido las incorporaciones y tampoco muy determinantes las bajas en cada uno de ellos. Pocos han logrado reforzar su ataque con jugadores de categoría, en los dos únicos cupos posibles. Uno fue Lanús, que apostó la camiseta de centrodelantero a Ismael Blanco, con más antecedentes que presente, y al Pochi Chávez, una alternativa auspiciosa como acompañante de ataque. Guillermo Barros Schelloto seguira teniendo como baluarte ofensivo por la izquierda al morocho oriental,  pero le piensa cambiar los guitarristas. El Pochi tiene la oportunidad de su carrera para consolidar todo su potencial, que no es poco. Viene con la experiencia obtenida en un equipo grande a la sombra de Riquelme, nada menos. En Lanús encontrará también mucho orden y  grandeza, pero su horizonte estará más despejado. Ambos refuerzos dependerán de si mismos, porque seguramente arrancan siendo titulares.

Guillermo tendrá la tarea de afianzar una nueva delantera.
Varios de los mejores equipos argentinos tendrán doble competencia. Es sabido que para contarlos entre los candidatos del Final tendrán que quedar muy pronto fuera de la discusión, aunque normalmente todos agotan sus chances como mínimo en la segunda fase de la Copa, por lo tanto  tendrán que disputar al menos seis partidos y afrontar varios viajes: Se trata de Boca, Vélez, Newell’s, Arsenal y Tigre. Y a simple vista, salvo los dos primeros, los demás tienen planteles demasiado reducidos para afrontar tantos compromisos en un semestre.

Por lo que se vio en el verano tanto Boca como River se presentan como candidatos naturales a animar el Torneo Final. River ganó el primer superclásico y dejó una buena impresión, en un partido jugado a todo o nada y con el debut de dos técnicos grandes que vuelven para categorizar el Torneo. Ramón Díaz viene de algunos fracasos y necesita de un buen arranque para tomar confianza. Cuenta con el uruguayo Mora en muy buen momento -pinta para ser figura- y espera por lo que puedan aportar Trezeguet, Mauro Díaz y Funes Mori, aunque hasta ahora lo mejor fue lo de Poncio, Carlos Sánchez y el zurdo Rojas. Desde lo físico y lo mental el equipo parece estar encaminado, pese a la derrota de anoche por penales en Mendoza,  en la revancha ante un Boca conformado con mayoría de suplentes.

Carlos Bianchi tiene a Silva, a Viatri y a Blandi para alternar en el centro del ataque, y no contento con las buenas actuaciones del Laucha Acosta, Boca decide apostar a ganador con la contratación del Burrito Martínez  -que viene de no jugar muy seguido pero que debutó ante Racing con dos goles-  pagando una cifra que no es ni común ni aconsejable en este momento de nuestro fútbol, en el que  las ventas brillan por su ausencia, y las pocas que hay, por lo general son a mercados nuevos y no del todo confiables como el ruso, los países del este europeo y algunos de Asia, donde a los jugadores les cuesta más la adaptación, y por eso son más los que vuelven que los que se van. Para acompañar la dupla de ataque, Bianchi ya no tendrá a Riquelme y tampoco a Chávez, por eso va a apostar al juvenil Leandro Paredes, de 18 años, que todavía no terminó de formarse. Por su parte, Racing perdió a su principal carta de desequilibrio, el pibe Centurión, y hasta la fecha no ha podido reforzarse. Hauche parece enchufado, pero depender de la gestación de Camoranesi no es aconsejable, es muy “faltador” y no está para los 90 minutos.

Vélez, Newell’s y Lanús tienen que ratificar lo exhibido en el último torneo, como también Belgrano y Colón. El sabalero tiene jugadores de calidad e hizo una sola incorporación, aunque muy interesante: La repatriación del ex defensor granate  Mauricio Romero. Si el Pampa se recuperó bien de la grave lesión sufrida y mantiene aunque sea en parte su nivel futbolístico, puede aportar el temple y el espíritu ganador que siempre supo tener y que tanto le falta al equipo santafesino. Lo de Belgrano es más difícil, con orden defensivo y juego de contra es complicado pensar en grande.

La perfomance del Barcelona de España, entre otras cosas extraordinarias que viene llevando a cabo, está señalando un camino que tiende a la multiplicación ofensiva con categoría individual y funcionamiento colectivo. Con tres volantes de recuperación y uno que se desdoble en ataque, ya como enganche u organizador, tanto como por afuera, parece que la tendencia de los que buscan la victoria es apuntar con decisión al arco de enfrente, lo que obliga a ocupar campo rival y acortar todas las líneas.

El equipo de Gareca destinó sus recursos a mantener el plantel campeón, no tuvo incorporaciones ni bajas, qunque Cabral sufrió la rotura de ligamentos cruzados tan temida. Lanús, además de las dos llegadas señaladas más arriba, cuenta con un gran arquero y una defensa que sale de memoria. Pero vendió a Fritzler; muchas de sus chances tendrán que ver con que Guillermo pueda reemplazarlo convenientemente,  que Pizarro siga creciendo en la doble función por derecha, y que Ayala pueda seguir aprovechando su pegada excepcional, tanto en movimiento como con pelota detenida. Lo demás, dependerá de la vigencia de Mario Regueiro, mas lo que venga en las valijas del Pochi y de Blanco y la suerte de los que van a esperar su oportunidad, como Romero, Leandro Díaz y  Junior Benítez.

El resto de los equipos tiene por delante un desafío complicado y prioritario: Mantener la categoría. Entre ellos están Independiente y San Lorenzo, también Unión, Quilmes, San Martín y Rafaela, todos se jugarán la vida en cada partido, e incluso Godoy Cruz, Argentinos, Newell’s, All Boys y Tigre no pueden descuidarse. Cuando tengan un punto casi asegurado, dudarán mucho en arriesgarlo por intentar sumar los tres. En la búsqueda de candidatos para alzarse con el primer Torneo Final, que arranca el segundo fin de semana de febrero, al menos antes de empezar a rodar la pelota se insinúa que de no mediar ninguna sorpresa Lanús, Ríver, Vélez y Boca, estos dos si les va mal en la Copa, son los que tienen las credenciales con mayor respaldo.

Marcelo Calvente
@calvente

Lanús cayó, pero igual se clasificó


El Granate perdió 84-78 frente a Osos de Guadalajara en el cierre del Cuadrangular A de la Liga de las Américas. De todos modos, debido a sus anteriores triunfos y a una serie de resultados ajenos, logró el primer puesto y obtuvo el pase a la próxima instancia, que se disputará en marzo.

McFarlan fue clave en la remontada del tercer cuarto.
Finalizó el recorrido del Cuadrangular A de la Liga de las Américas, en la noche del domingo, con la caída de Lanús 84-78 frente a Osos de Guadalajara, el anfitrión. A pesar del resultado adverso, el Granate se adjudicó el primer puesto y obtuvo su clasificación a la siguiente instancia del certamen internacional. Los fines de semana del 8 y 15 de Marzo se jugaran los cuadrangulares de semifinal en sedes a confirmar y los 2 primeros de cada grupo definirán el torneo en el Final Four.

A partir de este resultado, el grupo contó con un triple empate de equipos que culminaron con dos victorias y una derrota. Para determinar posiciones se utilizó el sistema de gol average, que consta de la división de tantos a favor sobre tantos en contra, teniendo en cuenta los partidos entre estos tres conjuntos. Con ese criterio, Lanús obtuvo un coeficiente de 1.0379 (164 tantos a favor / 158 tantos en contra), Osos de Guadalajara registró 0.9814 y Pinheiros de Brasil 0.9813.

El elenco de Silvio Santander no pudo desplegar su mejor versión en el choque contra los mexicanos, debido a que sufrió inconsistencias en su andamiaje y exhibió grietas en su membrana defensiva para frenar el desequilibrio individual de su oponente. No obstante, Lanús mantuvo un manto de paridad y peleó hasta la chicharra final. En el plano individual sobresalió la labor de Robert Battle, quien metió 19 puntos, bajó 9 rebotes y repartió 3 asistencias. Además, fue importante el aporte de Fernando Martina con 14 tantos y 4 rebotes y la tarea de William McFarlan con 11 unidades y 8 rebotes.

El comienzo del encuentro exhibió una dinámica errática, ya que ambos elencos padecían varias pérdidas de balón y carecían de fluidez para armar sus ofensivas. Lanús no logró elaborar coordinaciones nítidas, aunque con Prato (4) y Martina (4) se adelantó 14-10, a falta de dos minutos. Por su parte, los mexicanos abusaron de acciones individuales y al no poder correr la cancha no encontraron argumentos. Empero, en el cierre un parcial 5-0 de los locales le permitieron cerrar arriba 15-14.

El segundo capítulo inició con un Lanús sumido en la incomodidad, sin hallar ritmo, por eso el conjunto local se distanció 19-14. No obstante, el Grana experimentó un buen tramo, robando balones y ejecutando mayor control en el estacionado, por eso clavó un parcial 8-2 y se adelantó 22-21, a los cuatro minutos. Desde ese punto, el trámite se cargó de paridad, con estilos bien opuestos: los mexicanos dependiendo de inspiraciones de uno contra uno o lanzamientos rápidos y Lanús intentando construir colectivamente. Turley (8) y Allen (6) desnivelaron para Osos, mientras que McFarlan (7) y Prato (5) aportaron soluciones. El entretiempo arribó con un pasaje 5-0 de los locales, quienes se fueron en ganancia 41-34. El elenco de Santander terminó con un magro 12% en triples.

Tras el stop en boxes, Osos profundizó su tendencia apresurada, pero disfrutó de puntería para escaparse 48-36, a los tres minutos, lo que obligó a solicitar tiempo muerto a Santander. Lanús volvió al parquet con los mismos problemas, dado que no lograba quebrar la primera línea defensiva del oponente para meter el balón en la zona pintada. La preocupación llegó a su punto más álgido cuando el local tomó la brecha máxima 55-42, con cuatro minutos por jugar. El Grana no debía perder por más de 15 puntos, porque se quedaba sin la clasificación. La escuadra de Santander salió velozmente de ese riesgo, cargó la llave con Battle (6), Martina (4) y Levy (4) y estampó un pasaje 15-6 para clausurar el cuarto abajo apenas 57-61.

En el último cuarto, el Granate optimizó su rendimiento, entendió que la llave pasaba por incursionar con el juego interior y con ese plan achicó 65-66, con Battle (7) y Martina (6), a falta de 7 minutos. Ambos contendientes apelaron a la intensidad y generaron un progresión pareja, con 4 minutos los mexicanos ganaban 74-70. Empero, Allen (9) siguió intratable, al igual que Turley (8) y por ellos Lanús no pudo terminar de revertir la historia y cayó 84-78.

Síntesis del partido:

Osos de Jalisco (84): Marion Allen 23, Gerald Williams 5, Anthony Pedroza 10, Turley Holden 16, James Caen 3 (FI); Marcus Gainous 8, Alejandro Pérez Zarcos 8, John Brown 4, Jorge Camacho 7. DT: Lasalle Taylor.

Lanús (78): Nicolás Laprovittola 7, Patricio Prato 11, Adrián Boccia 4 (X), William Mc Farlan 11, Robert Battle 19 (FI); Jamaal Levy 10, Fernando Martina 14, Carls Schattmann 2, Lucas Pérez 0, Facundo Giorgi 0. DT: Silvio Santander.

Parciales: 15-14, 41-34, 61-57 y 84-78.
Árbitros: Mercedes, Vega y Rodríguez.

Prensa Club Atlético Lanús

Los Globetrotters, estigma y legado


Una de las páginas más destacadas y singulares de la historia granate es la escrita por aquel equipo que pasó a la posteridad como Los Globetrotters, con punto culminante en el campeonato de 1956 que peleó y terminó perdiendo a manos de River Plate. No es por eso mismo la de una gran victoria, como el Apertura 2007 o como la Copa Conmebol del 96, no es tampoco la página más negra, como la que ilustra el camino que lo llevó a jugar tres años en la primera “C”, ni tampoco la de una de las de tantas injusticias que sufrió el Club Lanús a lo largo de su existencia como entidad deportiva. Es la historia de un fracaso doloroso, la imposibilidad de lograr una hazaña hasta allí inédita, por parte de uno de los clubes chicos de verdad de entonces, esos que casi nunca superaban la línea de la mitad de tabla de posiciones de la máxima categoría del fútbol argentino. Es la leyenda de un elenco que entregando tal vez el fútbol más lujoso que se vio en esta parte del mundo, se quedó a las puertas de la gloria. En síntesis, se trata del fracaso de un intento heroico e imposible.

Los Globetrotters, el equipo más vistoso de la historia del club.
Para comprenderlo cabalmente hay que repasar las primeras dos décadas del profesionalismo, a partir del año 1931, cuando se consolidaron las diferencias entre los cinco clubes grandes y el resto de los competidores. Racing, Boca, San Lorenzo, River e Independiente fueron sacando una importante luz en cuanto a popularidad respecto de los demás, y a fuerza de títulos fueron generando más simpatías y mayores recaudaciones que el resto de sus rivales. Hasta que Estudiantes sorprendió en el 67, todos los trofeos disputados engrosaron las vitrinas de esos cinco grandes. Sin embargo, no sería justo desconocer que entre los demás también había dos niveles claramente establecidos. Del quinto al décimo puesto invariablemente y salvo raras excepciones se ubicaban Estudiantes, Gimnasia, Huracán, Vélez, y a partir del 39, allí se instalaron Central y Newell's, y muy raramente alguno de los otros chicos se subía a esa plataforma. Ferro, Atlanta, Chacarita, Lanús y Platense  siempre fueron de primera en aquellas dos décadas iniciales; Argentinos y Tigre casi siempre, Talleres de Escalada, Quilmes, Argentino de Quilmes, Almagro y Banfield, que se subió en los 40, alternaron bastante más. Sin embargo Vélez, Estudiantes y Gimnasia descendieron a la B en esos años 40. Y Lanús, después de luchar para evitarlo durante 18 años ininterrumpidos, en una de las más grandes injusticias de la historia de nuestro fútbol finalmente se fue a la “B” por primera vez en 1949.

El pronto regreso a primera dio comienzo al largo período de formación paulatina de ese elenco que explotaría en el 55, que se quedaría en el intento de ser campeón en el 56, iniciando el camino hacia el ocaso que llegaría con el descenso de 1962. En 1951 Álvarez Vega, Daponte, Emilio Fernández; Osvaldo Gil y Ramón Moyano formaban parte del plantel que nuevamente en primera obtuvo un inédito 5º puesto, luego de haber ganado la primera rueda con varias goleadas a favor y la consagración de un gran artillero que había surgido en el equipo que logró el ascenso, José Florio, quien a mitad de campeonato sería transferido a Italia por una suma record para la época. Ese año Banfield estuvo a punto de dar la sorpresa al disputar una final ante un rival muy superior que lo venció ajustadamente pero con justicia, el legendario Racing del Chueco García que se consagró tricampeón 1949/50/51. En el 52 se sumaron Cejas, Guidi y Urbano Reynoso, y con los goles de Héctor Catoira Lanús obtuvo otra vez el quinto lugar, junto a San Lorenzo y Vélez. El equipo de Liniers estuvo a punto de ser campeón en el 53, como Banfield dos años antes, apostando al esfuerzo y el rigor defensivo se quedó con el subcampeonato, a cuatro puntos de River. Ese año Lanús decayó y volvió a pelear el descenso, pero se conformó la dupla central con Prato y Beltrán. En el 54, se consolidó una de las líneas medias más famosas de la historia de nuestro fútbol, Daponte, Guidi y Nazionale, con la llegada de este último, y Lanús volvió a obtener el quinto puesto. En el 55 se terminaron de conformar los Globetrotters con la vuelta de Moyano y la llegada del talentoso Dante Homérico Lugo, quien rápidamente compone con Benito Cejas una dupla que prometía hacer historia: Entre los dos convirtieron 20 goles y Lanús fue la sensación, ubicándose otra vez entre los cinco primeros, detrás de River, Racing Boca e Independiente. Los Globetrotters ya eran muy populares, y los estadios donde se presentaban se colmaban de espectadores imparciales que asistían seducidos por su juego distinguido. Para todos, 1956 tenía que ser el año de Lanús.

Con un estilo fino y atildado, bautizado por la prensa como de galera y bastón,  el equipo arrancó el campeonato con grandes actuaciones y muy buenos resultados. Sin embargo la ausencia por lesión de jugadores muy importantes como Cejas, Gil y Prato, valores irreemplazables en un plantel demasiado corto, obligó al entrenador Juan B. Cevasco a ensayar diferentes variantes. A Cejas lo fracturó de manera anunciada y artera Pipo Rossi en el Monumental, en la 9ª fecha, condicionando su futuro y abortando la prometedora dupla ofensiva que conformaba con Dante Lugo. A Prato lo reemplazaron alternativamente Bendazzi, Donnola y un bisoño Ramos Delgado, quien sería con el tiempo gran figura internacional pero entonces estaba dando sus primeros pasos. La ausencia de Gil, sumada a la de Cejas, produjo muchos cambios de posiciones en ataque y la promoción de un joven delantero de diferentes características, como el Tanque Alfredo Rojas, que conquistó 11 goles en 13 partidos disputados, su potencia cambió también el estilo ofensivo del equipo. Con Urbano Reynoso, Emilio Fernández y Dante Lugo alternando en las posiciones de segundo centro atacante y peón de brega  -el clásico “8”- los “Globe” del 56 convirtieron 59 goles, cifra que lejos estaba de ser record pero que empezaba a tornarse infrecuente.
    
El destino de aquel inolvidable equipo se definió en la 24ª fecha ante River en Arias y Acha (hoy Héctor Guidi) el 28 de octubre de 1956, luego de una etapa inicial en la que el local fue muy superior y se retiró en ganancia por 1 a 0 con gol del Tanque Rojas, que debió convertir varios más, pero que la gran actuación del golero Manuel Ovejero -el reemplazante de Amadeo Carrizo- y los maderos de su arco evitaron. El complemento fue todo de River, que borró a Lanús y terminó imponiéndose por 3 a 1. La parcialidad granate reaccionó indignada e inauguró un singular modo de protesta: Un número indeterminado de carnés rotos que la leyenda transformó en millares volaron por los aires en las adyacencias del estadio. La magia y la belleza construida a lo largo de varios años se desvaneció en aquel infausto entretiempo en el que todo cambió de manera irreversible. Nunca se supo que ocurrió, las muchas versiones que cuentan de deslealtades y traiciones carecen de sustento, no obstante igual persiguieron a varios de aquellos futbolistas a lo largo de toda su vida. Posiblemente la derrota sea el resultado de un cocktail letal conformado por la vasta experiencia del rival en partidos de ese tipo y la excesiva responsabilidad de un equipo corto y diezmado por las lesiones, que tenía la obligación de ganar para ser campeón. Consumada la derrota, aún quedaban seis fechas por disputarse, en las que Lanús obtuvo tres victorias por goleada, dos empates y una derrota ante Racing en Avellaneda, y así logro su primer subcampeonato, con dos puntos menos que River, que sería el tricampeón de los años 55/56/57.

El estigma de aquella inesperada caída, en las décadas que siguieron sobrevoló a Lanús en cada jornada relevante que terminó en derrota, que fueron varias, de a poco los hinchas granates se empezaron a acostumbrar a los sinsabores. El paso del tiempo fue poniendo las cosas en su lugar y hoy se advierte claramente que de los Globetrotters en adelante, todos los representativos de Lanús, aún en los tiempos más negros de su historia, hicieron del juego ofensivo y el buen trato del balón una premisa inalterable. Durante todos estos años, en las campañas de Los Albañiles, en el juvenil equipo del Viejo Guerra que volvió de la “C”, en el de Miguel Russo comandado por Héctor Enrique que retornó definitivamente a primera, en el elenco de Cúper que ganó la Copa Conmebol del 96 y en el equipo del gran Ramón Cabrero que obtuvo el título Apertura del 2007, las dos grandes conquistas que hoy luce en su casaca en forma de estrella, como también en este presente deportivo e institucional que ubica al  humilde club de barrio del sur del Gran Buenos Aires entre los nuevos grandes del fútbol argentino y sudamericano, está más vivo que nunca el legado futbolístico de los famosos Globetrotters, la increíble leyenda de los que fueron los mejores aunque no pudieron ser campeones.


Marcelo Calvente
@calvente

Canals: "Hoy no soy optimista"


El representante de Mauricio Pereyra avisó que, pese al acuerdo entre Lanús y el Krasnodar de Rusia, aún no está definida la venta del volante uruguayo. "Quieren poner cláusulas que son ilógicas", argumentó el apoderado del jugador, que continúa entrenándose con el plantel a la espera de una resolución.

La novela que protagonizan Mauricio Pereyra, Lanus, el Krasnodar y el representante del jugador, Ricardo Canals, escribió hoy un nuevo capítulo, y hubo sorpresas. La negociación se había encaminado por la mañana, ya que los directivos del conjunto europeo habían aceptado el plan de cobro requerido por sus pares del Granate Daniel Fux y Luis María Chebel (ya se encuentran de regreso a la Argentina). Sin embargo, el cónclave entre Canals y los popes rusos no fue positiva y la transferencia del volante uruguayo quedó pendiendo de un hilo. Desde Sevilla, donde se realizaron las reuniones, el apoderado del futbolista le confió a Corazón Granate que “hoy por hoy no soy optimista porque hay clausulas que quieren poner ellos que son ilógicas. Si me aseguran que Mauricio va a estar bien con su familia, tranquilo y no hay cláusulas raras, se hará. De lo contrario, no. El tiene solo 22 años y no está desesperado por irse afuera, ni será su última oportunidad. Si estuviera en el final de su carera, la historia seria diferente. Yo fui jugador y no le puedo hacer firmar un contrato y que a los 15 días se quiera volver. Yo tengo buena voluntad, viajé (ahora está en Madrid) y me voy a quedar un día más en España. Ellos quedaron en contactarse conmigo, pero por lo que hablamos hoy lo veo difícil”.

Mientras, Pereyra continúa en el país y mañana se entrenará en el Polideportivo Lorenzo D'Angelo junto con sus compañeros, a la espera del choque del lunes frente a Colón de Santa Fe, en La Fortaleza. ¿Será titular o ni siquiera irá al banco? ¿Continuará en Lanús?


Hernán Carnero
@hernancarnero

Con la sangre en el ojo


Terminada la etapa de los preparativos, nada cambió demasiado en la mayoría de los clubes respecto de la semana previa. Pocas incorporaciones, varios pensando en la Copa, Lanús y River, tal vez Colón, un poco más difícilmente Racing serán los protagonistas principales del Torneo Final, teniendo en cuenta que Boca, Vélez y Newell’s tendrán que afrontar la doble competencia. Sin embargo, Lanús tiene una espina clavada con Vélez, el único de los grandes al que aún no le pudo asestar una victoria histórica, una victoria de esas que duelen de verdad. Por el contrario, las dos más grandes oportunidades de Lanús de sumar el segundo título a nivel local, en 2009 con Zubeldía en el banco de suplentes, y en el último torneo, con el debut de Guillermo Barros Schelloto como entrenador, Lanús estuvo a una circunstancia de ganar el campeonato, ninguna de las dos se dio, y en ambas oportunidades quedó marginado antes de la fecha final, dejando la sensación de que no estuvo tan cerca como realmente estuvo.

Pizarro es uno de los jugadores que está para dar el salto a Europa.
Sólo bastaba que aquel penal de Faccioli no hubiera ocurrido para consagrarse campeón del Clausura 2009 en la última fecha; y que en el torneo pasado Lanús le hubiera convertido a Estudiantes el gol que largamente mereció, en tanto a la misma hora All Boys le hubiese marcado a Vélez el gol que también holgadamente mereció, si eso ocurría como debió ocurrir, al Grana no lo alcanzaba nadie y era el Campeón del Torneo Inicial. Venía  de alcanzarlo en la punta con siete victorias consecutivas, promediando el segundo tiempo estuvo a un pasito de sacar una ventaja de tres puntos a favor, que finalmente terminó siendo dos en contra y marginándolo de la pelea. Siempre Vélez, justamente la institución que debe copiar en el aspecto organizativo. Las demás, con los dos grandes a la cabeza, son conventillos con los pisos agrietados, y en cualquier momento y por cualquier circunstancia adversa se vienen a pique como el Albergue Warnes.

Últimamente, ante Vélez la balanza de la justicia fue esquiva con la bandeja granate. A Vélez, cuando le hizo falta, la suerte no lo abandonó. Ayer debutó por el Torneo Final, y como ante All Boys en Floresta y ante el humilde Unión en el mismísimo Fortín, en el pasado Torneo, en algún tramo importante de partido, a Vélez lo pelotearon pero lo pelotearon en serio, y pudo zafar despejando tres o cuatro balones sobre la línea, más algunas que siempre se estrellan en los palos del arco que defiende, ayer volvió a pasar ante el pobre Argentinos de Gabriel Schurrer, un equipo demasiado joven y sin figuras, que también debió marcarle más de un gol, aunque el partido, como suele ocurrir, terminó siendo para Vélez porque la suerte indudablemente lo viene acompañando. Si en estos últimos años, Lanús hubiera tenido la liga de Vélez, las vitrinas de la sede atesorarían dos títulos más, nada menos, porque a fuer de ser sinceros, Vélez tiene más culo que cabeza. No empecemos con que es una gran institución y que saraza, saraza. Ya los sabemos. También lo es Lanús, con la diferencia que no ha sido particularmente afortunado en toda su vida institucional. Hay grandes victorias en el archivo de la memoria granate, pero de suerte, nunca, ninguna, jamás en la vida.

Muchos fuimos testigos de tanta desventura, de tantas derrotas duras e inmerecidas. Sabemos de grandes horas de gloria, y atesoramos en nuestro guardarropa la galera y el bastón de los Globetrotters y la finura en la construcción de Silva y Acosta, pero somos esencialmente un club barrial y proletario. Y lo seguimos siendo hoy, cuando desde hace varios años nos hemos consolidado como uno de los dos clubes más grandes  de la Argentina, tanto en lo político-institucional como en lo deportivo.  Siempre es igual. A Lanús todo le cuesta el doble.

Para dar el salto de calidad que desde hace varios años y de manera  holgada merece dar, Lanús tiene que buscar desde la primera fecha lo que se le viene negando, el título de campeón, porque mantiene la base del equipo que más cerca estuvo de arrebatarle a Vélez, el otro grande de verdad, el ejemplo a seguir, ni más ni menos que a un paso de despojarlo de su última conquista. Con arquero y defensa de memoria, con dos grandes centrales y dos laterales de salida y aporte ofensivo de los que no abundan -como prueba vemos a Campagnaro marcando punta en la Selección de Messi- Lanús tiene por delante, además de las certezas defensivas y el aporte determinante de Regueiro, interesantes desafíos y promesas por cumplir.

El Pulpito González, el Chino Romero, el Pochi Chávez e Ismael Blanco afrontarán el desafío más importante de sus carreras, el que marcará si verdaderamente pueden seguir jugando y consolidarse en este nivel en el que están. Otros, como Pizarro, Ayala y el renovado Leandro Díaz, si confirman lo que vienen insinuando, tienen condiciones objetivas como para lograr insertarse en el mercado europeo. Los demás clubes, independientemente de sus últimas campañas, organizativa y económicamente no están a la altura. River y Boca demuestran la pérdida de esplendor  en la clase de problemas que suelen padecer, lo mismo que Estudiantes, Independiente y Racing, con conducciones debilitadas y cuestionadas que no pueden tomar decisiones sin tener en cuenta la opinión mayoritaria de sus hinchas.

La opinión pública que le dicen. Seguir hablando de grandeza cuando lo  único que se esgrime es historia, tanto como soñar con epopeyas de figuras que ya no tienen la misma llama, son muestras de pequeñez intelectual, el mal incurable que los argentinos tenemos que superar si queremos descontar el terreno perdido en décadas de opresión y  terror, y que seguimos perdiendo también durante la continuidad democrática que pudimos disfrutar en los últimos treinta años.


Marcelo Calvente
@calvente